Este es un decepcionante debut en la dirección de Kate Winslet. Nuestra crítica.

El pasaje de actuar a dirigir siempre es una apuesta que puede tener muy buenos resultados como en el caso de Clint Eastwood y Ben Affleck o desastres como Madonna y Eddie Murphy. La película Adiós, June, que está disponible para ver en Netflix, fue la prueba de fuego para Kate Winslet y el resultado termina siendo agridulce.
A 15 días de navidad la anciana June (Helen Mirren) vuelve al hospital por un duro cáncer y sus cuatro hijos deciden visitarla. Acompañados por su padre Bernie (Timothy Spall) estarán Julia (Winslet), Connor (Johnny Flinn), Molly (Andrea Riseborough) y Helen (Tony Collette), llevando consigo a sus hijos y parejas. Las noticias no son buenas para la familia Cheshire. El cáncer de June hizo metástasis y los médicos solo pueden darle cuidados paliativos. Su tiempo estimado de vida es mínimo y solo esperan que llegue a Nochebuena.
Los hijos tendrán distintos estilos de vida y personalidades que chocan. Julia será la de mejor situación económica; Molly es de un pasar más humilde y es sumamente temperamental; Connor aún vive con sus padres y es el más retraído, mientras que Helen es instructora de yoga, vive fuera del país y cursa un embarazo.
Como plan de despedida, la familia ofrece distintas casas, pero ella prefiere quedarse en el hospital. A su vez, decide de a poco dejar todo tipo de medicamento adicional y hay constantes choques entre Julia y Molly para hacer los trámites y cuidados finales de su madre. Molly impondrá un horario de visitas para que June no se sienta abrumada.
Esta debe ser la película reciente con mejor reparto de actores británicos. Spall, Riseborough y Winslet obviamente cumplen sus roles con oficio, pero Mirren como siempre se destaca como la madre enferma que enfrenta con dignidad sus últimos días. A pesar de su deterioro de salud, mantiene la calma y trata de aprovechar los últimos momentos con su familia.
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El problema principal de la película, es que no tiene una pizca de liviandad. A pesar de ocurrir en Navidad, el humor es casi nulo y la atmósfera de todo el relato es sumamente triste. Los chistes ayudan a sobrellevar las más difíciles situaciones pero esta familia de ingleses parece atravesar el dolor sin anestesia alguna. Esto se nota sobre todo en el personaje de Connor, interpretado por Johnny Flynn, un joven con expresión de miseria constante, que parece estar al borde del llanto siempre.
Obviamente la pérdida de un ser querido es una tragedia, pero filmarla con tanta seriedad y ganas de generar lágrimas en el espectador termina siendo poco genuino. Tampoco ayuda el poco vuelo visual que ofrece y las contadas escenas con algo de acción, ya que la mayoría de los minutos pasan por conversaciones acompañando a la señora enferma en su cama.

Aun así tiene algunos pasajes y personajes interesantes. El enfermero Angel (Fisayo Akinade) con sus pocos minutos dota de humanidad al personal de salud que suele lidiar con pacientes terminales y el humor del personaje hippie de Tony Collete alivian por momentos el drama subrayado que ofrece Winslet como directora. Spall también brilla como un anciano que prefiere estar en piloto automático. Tomando y comiendo, ante la próxima partida del amor de su vida.
En sus últimos días la madre logra que Molly y Julia hagan las paces, en una de las mejores escenas, donde las hijas comparten una golosina en el hospital. Y Connor hará que su padre asuma un poco más compromiso, en medio de una secuencia donde el anciano canta una hermosa interpretación de Georgia on my mind de Ray Charles en un bar.
Al ver que June no llegará a Navidad, la familia decide adelantar la fecha festiva para que ella llegue a participar. En una sala del hospital, sus hijos y nietos se disfrazan para hacer una interpretación libre del nacimiento de Jesús. Con recursos mínimos y mucho humor, le dan su última sonrisa a la mujer, que poco después, muere, en la habitación iluminada de luces navideñas del centro médico. La película concluye con un salto de un año, donde la hija de Helen ya nació y la familia pasa las fiestas juntos.
Escrita por su hijo Joe Anders, la novel directora se empantana en una historia que peca de demasiada dramática, con escenario de fiestas y banda sonora de piano incluido. Quizás tenga éxito entre espectadores que buscan la lágrima fácil y este entre lo más visto de la temporada en Netflix, pero solo será para aficionados a este tipo de historias sobre enfermedades.
2.5/5 = Regular
Adiós, June ya está disponible en Netflix