La dupla creativa realiza quizás su mejor, oscuro y complejo trabajo a la fecha. Esta es nuestra crítica.

Emma Stone y Yorgos Lanthimos culminan su prolífica colaboración con Bugonia, su cuarta película en conjunto. En esta crítica te contamos por qué es, quizás, el mejor proyecto de una dupla creativa que marcó una era en el cine contemporáneo. Basada en la cinta coreana Save the Green Planet!, la historia presenta a Michelle Fuller (Stone), una ejecutiva de alto rango en una farmacéutica. De actitud “progre”, promueve la inclusión en el ámbito laboral y el descanso adecuado, incluso alentando a sus empleados a retirarse a las 17:30. Pero su vida ultraproductiva se verá completamente trastocada cuando sea secuestrada por Teddy Ganz (Jesse Plemons) y su primo Don (Aidan Delbis).
Para Teddy, la empresaria es en realidad un extraterrestre que impulsa la destrucción del ecosistema mediante la reducción de la población de abejas. Este será el punto de partida de una experiencia audiovisual extraña y perturbadora que coquetea con el terror, la denuncia social e incluso la ciencia ficción.
Algunos de los mejores pasajes del proyecto surgen del duelo actoral entre Plemons y Stone. Ambos ofrecen interpretaciones que marcarán sus carreras, mostrando un aparente diálogo entre una persona cuerda y un delirante, donde se debate sobre el rol de los agroquímicos, la lógica capitalista y el simple sinsentido. Lo cierto es que la mujer tiene como única arma su excelente labia: una negociación constante que entabla con su captor, del mismo modo en que probablemente lo hace con empleados y superiores en su empresa.
La empresaria será rapada, cubierta de crema y sometida a experimentos que se asemejan más a torturas. Pero nunca cederá en su fortaleza mental y, de a poco, comenzará a notar las fallas de carácter de Teddy y del tímido Don. Son diálogos delirantes pero cargados de verdad, y ambos personajes lo saben. En esas charlas hay una dinámica de poder permanente. El carácter empresarial de Michelle parece funcionar como un mecanismo de defensa fundamental para lidiar con un psicópata, una sutil crítica a la amabilidad impostada de las relaciones laborales que encubren lógicas de explotación.
A medida que la trama avanza, el espectador descubre que la madre de Teddy está en coma a causa de una droga experimental de la compañía que lidera Michelle (presentada en secuencias pesadillescas en blanco y negro). El hombre también trabaja en uno de los depósitos del lugar. Detrás de la trama alienígena hay un dolor profundo en Teddy por el daño a su madre, resuelto únicamente con una compensación económica. En él, y en su primo Don, se refleja el perfil de hombres jóvenes, solitarios, que encuentran consuelo en las teorías conspiranoicas de internet.
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Un policía se acercará a la casa donde ocurre el secuestro. La presión hará que Don se suicide y que Teddy mate a golpes al oficial, con la ayuda de las abejas. Todo se acelera y, una vez más, el poder de convencimiento de la secuestrada será clave: lo convence de que un antirrefrigerante salvará a su madre. Mientras corre a “salvarla”, Michelle descubre un pasadizo donde ve que su captor ya ha matado a varias personas en su caza contra los supuestos alienígenas.
Desde lo visual, el proyecto mantiene el estilo único que Lanthimos ha desarrollado a lo largo de su carrera. En este caso se utilizaron cámaras VistaVision, con lentes especiales que permiten lograr una resolución y texturas extraordinarias, además de encuadres de ángulo bajo que aportan una perspectiva distorsionada. Ese contraste, combinado con las amplias y pulcras oficinas corporativas y el sótano claustrofóbico donde mantienen cautiva a la empresaria, genera una sensación asfixiante y de constante tensión.

Cuando uno cree que la película será la historia de un secuestro que termina mal para el captor y bien para la víctima, Lanthimos da un nuevo volantazo. Una vez que su madre muere, Teddy decide volver a la casa para matar a Michelle, pero ella lo convence de que podrán transportarse a una nave nodriza desde el armario de su oficina. Allí, el hombre muere en una brutal explosión y la mujer logrará sobrevivir. Pero ese no será el final: se nos revela que, en realidad, la millonaria es un ser de otro planeta y que ha definido el fin de la humanidad tras múltiples “experimentos fallidos”. Las tomas finales muestran a decenas de personas inconscientes en iglesias, hogares y fábricas.
El término bugonía refiere a un antiguo mito en el que se creía que las abejas nacían a partir de los cadáveres putrefactos de los bueyes. Implica la idea de generación espontánea de la vida, de cómo puede surgir del caos y de la muerte. Así, la película se configura como una metáfora del sinsentido de la existencia, de cómo ciertas personas fabrican ficciones para sobrellevarla y de las consecuencias que tiene llevar esas fantasías a la realidad. O quizás es todo cierto. O quizás la destrucción de la sociedad vigente sea la única forma de refundarla. En ese jugueteo entre todas estas ideas, la película se vuelve inmensa: un reflejo de las miserias humanas y un dictamen sobre la soledad y la locura en tiempos de capitalismo.
4.5/5 = Excelente