La ópera prima del creador de Succesion es una aceptable comedia negra que peca de ambiciosa en los temas que aborda y queda algo corta en su resultado final.
Ya pasaron dos años del final de Succession y cualquiera que haya visto algo de televisión de 2010 a la fecha sabe que terminaba una de las series más atrapantes y con personajes mejores escritos del medio. El éxito de público y crítica fue total, su estatus de clásico casi instantáneo y todos querían saber cuál sería el próximo paso de su creador Jesse Armstrong. En esta crítica de Mountainhead te contamos que nos pareció película que recuerda a la serie de los Roy.
Hugo Van Yalk, apodado Souper, (Jason Schwartzman) es un millonario que recibe en su mansión al pie de una montaña a tres amigos multimillonarios para pasar el fin de semana: el veterano Randall Garret (Steve Carell), el joven Jeff (Ramy Youseff) y el más rico de todos, Venis (Cory Michael Smith). Todos se desempeñan en el campo de la tecnología. Se trata de oligarcas como Elon Musk y Mark Zuckerberg, con apps sumamente influyentes para la continuidad de las democracias del mundo.
La reunión no es solo de placer ya que los cuatro tendrán sus agendas. Souper busca que sus colegas más adinerados lo apoyen en una app de meditación y Venis ve que su desarrollo «Traam» genera caos en el mundo, por la capacidad de crear imágenes falsas de alta calidad que provocan revueltas civiles y guerras entre países. Jeff cuenta con la tecnología para filtrar estas fake news pero es reticente a vendérsela a su colega. Randall ve todo más de afuera, pero es sumamente influyente en el grupo, el más experimentado y moverá los hilos para mantener algo de poder entre los cuatro.
El sello de Armstrong está presente en Mountainhead y se pueden ver esos diálogos ácidos, memorables, divertidos, que permiten pintar de cuerpo entero a los personajes, en especial a Randall y Venis. El mérito aquí también viene del lado de los intérpretes. Es sabido el talento de Carell, que luego de The Office tuvo interesantes papeles en Foxcatcher y The Big Short. Aquí aprovecha cada gesto, lo que hace pensar que debe volver a películas que ejerciten su talento. En esta es un hombre que nota que su cuarto de hora pasó, con una enfermedad a cuestas y con una violencia contenida que se le escapa cada tanto.
Pero la revelación total es Cory Michael Smith. Frente a experimentados actores como Shwartzman y Carell, es el personaje distintivo de la película: un hombre cuyo dinero y poder parecen haberlo desconectado de la experiencia humana, es un mono con la navaja más cara del mundo, un idiota inteligente, un sabio ignorante todopoderoso que no puede sostener a su hijo en brazos. Es increíble que haya iniciado su carrera haciendo de El Acertijo en la campy Gotham, pero esta especie de Jim Carrey menos gracioso, más atractivo y algo extraño es un talento a seguir en los próximos años.
Dos actuaciones excepcionales y buenos diálogos compensan las áreas donde la película hace agua. En su primera mitad, las consecuencias negativas de las redes sociales son machacadas constantemente con diálogos sobre desastres alrededor del mundo que se ven a través de pantallas. Pero, en su segunda mitad hay un giro en la historia y se vuelve una trama donde tres de los millonarios complotan para matar al restante. Así el tratamiento de ambos conflictos termina incompleto y su alcance es superficial. No se llega a una reflexión real sobre los riesgos de las aplicaciones en las democracias modernas y la parte más macabra no va lo suficientemente a fondo como para generar un impacto.
A ello se le suma un nulo aprovechamiento de la única locación. La historia del cine da sobrados ejemplos de películas en espacios reducidos que generan claustrofobia y suspenso. Aquí los cuatro personajes entran y salen de habitaciones que si bien son lujosas y coherentes dentro de la trama, no son más que el fondo para los actores la mayoría del tiempo. Tampoco ayuda que el film no parece tener un protagonista excluyente, lo que termina debilitando al relato.
Así y todo, para los amantes de Succession es una buena hora y 45 minutos donde uno recuerda aquella gran serie en la que una familia de millonarios era sumamente miserable a pesar de su poder absoluto. Si uno es mal pensado, podría pensar que la película Mountainhead es un bottle episode de aquel proyecto, algunas ideas al margen que Armstrong rearmó para hacer su primera película.
Mountainhead se encuentra disponible en Max