Brad Pitt protagoniza ‘F1: La Película’, un drama vibrante dirigido por Joseph Kosinski que sumerge al espectador en la adrenalina de la Fórmula Uno.
Uno de los poderes que se le atribuye al cine es su capacidad de generar emociones. La leyenda dice que las personas que fueron a ver la primera proyección de La Llegada del tren a la estación de La Ciotat (1896) salieron de la sala espantados al creer que la gran máquina a vapor iba a salir del encuadre e iba a chocar el recinto. Joseph Kosinski en su relato de uno de los deportes más peligrosos del mundo logra este mismo efecto. Desde el minuto cero el espectador entra en un auto de Fórmula Uno y no sale hasta el final de la película. Esta es nuestra crítica sobre F1.
Brad Pitt se pone en la piel de Sonny Hayes, un exconductor de Fórmula Uno que, a su avanzada edad, se gana la vida con la carrera que se esté llevando a cabo en el momento. Con un pasado que lo dejó con ganas de más y venido a menos por una posible ludopatía, Sonny recorre distintos puntos de los Estados Unidos en su minivan en búsqueda de sentirse vivo. Parece ser que la única manera de experimentar eso es detrás del volante de un auto. Cuando un viejo compañero lo llama para salvar a su escudería no duda un segundo en subirse a un monoplaza luego de treinta años de inactividad.
Parece simple, pero lo que hace Joseph Kosinski es un trabajo complicado, y a la vez, invisible. Dirigir películas sobre deportes siempre fue un tema complejo de tomar. Si bien la Fórmula Uno es uno de los espectáculos más mediáticos y con mayor nivel en tanto presencia de cámaras y trasmisiones, el material se inserta en la película sin dejar de perder su esencia. Y viceversa, el largometraje reconoce la infinita capacidad del deporte para sentir que se está viviendo como si se estuviese corriendo la carrera. Asímismo, Kosinski logra que los recursos cinematográficos hagan las pases con la dificultad que presenta documentar un deporte.
La narrativa que presenta la película de F1 puede llegar a pecar de simbolizar demasiado lo clásico. El relato principal, un hombre venido a menos con la oportunidad de redimirse a sí mismo, para demostrar su fortaleza en un contexto que le es hostil y que tiene que enfrentarse a una figura que parece superarlo en todo. Es esa estructura tan característica la que posiciona a la película como un objeto para su consumo. Es la mano del cineasta la que la convierte en toda una experiencia.
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La Fórmula Uno es un deporte de riesgo, aventura y adrenalina. No es casualidad que el protagonista juegue todo el tiempo con su destino. Como si de una mano de póker se tratase, ni el equipo técnico de la escudería ni los espectadores saben la próxima estrategia de Sonny Hayes. Al igual que trata su vida, es algo que se va descubriendo poco a poco y a medida que pasa el tiempo, o la carrera. ¿Por qué Sonny tiene problemas con el juego, por qué se guarda una carta que nunca ve en su bolsillo? El rigor se apodera no solo de él sino de los espectadores, que se adentran a su casco cada vez que está por empezar una carrera.
F1 se introduce así como un gran largometraje logrado, que respeta las reglas del deporte y le es fiel al universo de la Fórmula Uno. Un relato completo de emociones, con el que Joseph Kosinski retoma lo mejor de su trabajo previo en Top Gun: Maverick (2022) y demuestra su dominio en las grandes producciones. Esta película se convierte en una de las grandes apuestas del año para quienes buscan acción, drama y una buena historia bien contada.
F1 se encuentra en cines ahora mismo