Noah Baumbach regresa con un relato sobre el fin de una estrella de cine. La cinta fue vista por nosotros en el NYFF63.
Luego del flojo recibimiento que tuvo la subvalorada White Noise, Noah Baumbach reconoció que quedó muy descolocado (para no decir destrozado). Quizás, eso lo hizo pensar en lo corto y vació que se puede llegar a sentirse alguien que lo ha logrado todo o, al menos, que haya hecho muchas cosas más de lo que pensaba. De allí, probablemente, llega la premisa detrás de Jay Kelly. Una cinta con George Clooney que busca explorar el fin de las estrellas de cine cuando estos son arrastrado a la tierra.
Jay Kelly inicia con una frase de Sylvia Plath que reza: «Es una grandísima responsabilidad ser uno mismo. Es más fácil ser otra persona o ser nadie». En torno a este enunciado gira toda la película. Clooney es Jay Kelly, una especie de Cary Grant moderno que se le presenta a la audiencia en un momento de su vida donde sus últimas películas han perdido dinero, y en el que ya le llegan invitaciones de festivales para realizarle homenajes. Además de tener que usar más maquillaje de lo normal.
Luego del rechazo de su hija por pasar unas semanas libres juntas, la muerte del director que aposto por él por primera vez y el encuentro con un viejo conocido, Kelly decide dejar todo para seguir a hija por Europa y, de paso, aceptar el homenaje de un festival en Toscana, Italia. Cabe destacar que no anda solo. Una mega estrella necesita un equipo masivo que lo debe seguir y atender por todas partes. Grupo que está comandado por Ron (Adam Sandler) su agente y mejor amigo y Liz (Laura Dern) su publicista y experta en legales.
El personaje de George Clooney de a poco va entendiendo que por más aplausos y risas haya ocasionado en una sala oscura, sigue siendo el hombre más solo del mundo. Sus acciones hablan por sí solas. Las hijas no quieren saber mucho de él; traicionó a su mejor amigo del pasado; defraudó al hombre que creyó en él; e insultó de la peor manera a la única persona que no lo veía como un saco de dinero andante. Ahí es donde entra el arco que quiere hacer atravesar Noah Baumbach a este personaje. A lo Breaking Bad -por decir un simple ejemplo- Jay Kelly deja de echarle la culpa a terceros y toma responsabilidad por sus acciones. Acepta que la ambición tomo su mente, que hizo lo que hizo solo por sus propios deseos y que, probablemente, lo volvería hacer. Jay Kelly toma la frase de Sylvia Plath. Para algunos, la pantalla es la eternidad. Acá es donde si se puede ver la destreza del director de The Squid and the Whale, Frances Ha o Marriage Story.
|Te podría interesar: Crítica de ‘A House of Dynamite’, el thriller atómico de Kathryn Bigelow (Netflix)
Dicho esto, hay que reconocer que Jay Kelly es una cinta que deja mucho que desear. Las situaciones o prueba en la que pone el guion al personaje de George Clooney, son bastante predecibles y flojas. Incluso, pueden confundirse fácilmente con uno de estos famosos comerciales que hace el mismo actor en la vida real de Nescafé. Lo mismo con sus personajes secundarios que sacando a dos o tres no tienen ningún impacto en la trama. Hay algún que otro momento que puede sacarle una sonrisa al espectador más cinéfilo cómo sucede en la escena del tren de segunda clase a la que llega el actor. La historia juega con elementos del cine de Fellini, pero, más allá de eso, termina siendo una cinta que solo logra salvarse por las buenas actuaciones de todo el elenco. Especialmente Adam Sandler que demuestra una vez más que cuando quiere tomar papeles series es un actor de clase mundial. Billy Crudup y Riley Keough son otros dos que con sus cortas interpretaciones dejan una huella importante en el film. Clooney hace de un genérico Clooney, lo cual no será algo brillante, pero tampoco es que está mal.
Como se comentó en el primer párrafo, la idea del fin de las estrellas de cine cómo las conocemos está presente en la película. Nicolas Cage, Tom Cruise, Brad Pitt, Leonardo DiCaprio, Denzel Washington, y el mismo George Clooney, parecen ser la última gota en actividad del no tan viejo Hollywood que no está centrado en algoritmos o series. En este aspecto, la cinta llega en un buen momento. Esto no quiere decir que necesitemos de actores con problemas de identidad para retornar una época dorada del cine americano, pero hay algo de esa entrega obsesiva que no se consigues en nuevos actores como Timothée Chalamet o Pedro Pascal -por lo menos por ahora.
Finalmente, vale la pena mencionar otro problema con Jay Kelly que está relacionado con los tiempos que corren. Esto no es culpa de la película, pero el espectador común que va por la vida viendo todo lo que está pasando en el mundo difícilmente se va a sentir conmovido por un millonario que se siente incomprendido. Si tan solo Noah Baumbach hubiera decidido arriesgar un poco más y no refugiarse en los flashbacks, esta sería otra historia.
3/5 = Aceptable
Esta crítica forma parte de nuestra cobertura al 63rd New York Film Festival
Jay Kelly llega a Netflix el 5 de diciembre.