Richard Linklater nos transporta a la caótica y legendaria producción de ‘Sin aliento’. La cinta fue vista por nosotros en el NYFF63.
Es difícil imaginar que alguien sin conocimiento de lo que fue la Nouvelle Vague, sin haber visto Sin aliento o sin haber escuchado alguna vez la danza de nombres propios que aparecen en pantalla, pueda llegar a disfrutar esta obra de Richard Linklater. Las películas son y deben ser para todos, pero siempre hay excepciones a la regla. Con el mismo espíritu rebelde que caracterizó a la corriente cinematográfica a la que alude el título de la cinta, este film se toma todas las libertades para entregarle un regalo perfecto a los cinéfilos.
Nouvelle Vague retrata con fidelidad lo que fue la preproducción y el rodaje de Sin aliento (Breathless), la película de Jean-Luc Godard que impulsó un movimiento cinematográfico inspirado en el neorrealismo de Roberto Rossellini y gestado por los jóvenes críticos de Cahiers du Cinéma, decididos a filmar sus propias obras y a romper cualquier regla establecida. Con esa premisa, Richard Linklater ofrece un digno homenaje a la mente inquieta de Godard y a un largometraje que es considerado como uno de los logros más importantes del séptimo arte.
Jean-Luc Godard, Jean Seberg, Jean-Paul Belmondo, Georges de Beauregard, Pierre Rissient, Raoul Coutard, Suzon Faye, Marc Pierret, Claude Beausoleil, François Moreuil, François Truffaut, Phuong Maittret, Suzanne Schiffman, Claude Chabrol, Raymond Cauchetier, Agnès Varda, Jean Cocteau, Éric Rohmer, Roberto Rossellini, Jacques Rivette, Michel Fabre, todos nombres que aparecen en Nouvelle Vague , mientras despiertan de inmediato emoción en el espectador cinéfilo. Richard Linklater recorre las mismas locaciones, recrea bares y habitaciones, y elige intérpretes casi idénticos a los originales. Sin embargo, no hace lo mismo que Godard. Y en eso hay un sentido.
Existen numerosos documentales y ensayos que explican con detalle lo que fue la Nouvelle Vague. Linklater, en cambio, se sumerge en la piel de la obra hasta convertir este film en una especie de “lado B”, que puede leerse como una secuela (o más bien una precuela) de la película de Jean-Luc Godard. En otras palabras, aunque resulta casi imposible entrar en la mente de alguien como Godard para engrandecer o desmitificar su estatus de genio, el director de la trilogía Antes del amanecer busca que una obra como Sin aliento tenga un visionado más terrenal. En definitiva, Richard Linklater traduce a Godard.
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Usualmente se suele ser reacio a ponerle la etiqueta de ‘importante’ a una película. Sin embargo, y dirigido nuevamente solo a un sector cinéfilo, Nouvelle Vague es una cinta que debe provocar una enorme excitación creativa a las nuevas generaciones de cineastas —algunas de ellas lamentablemente ya están en el poder— que carecen absolutamente de cualquier cualidad que este movimiento defendió a capa y espada. Resulta incomprensible que, 65 años después de Sin aliento, todavía falte coraje dentro de la industria, especialmente contando con las facilidades actuales. Conviene recordar: el genio era un gruñón y el género, muchas veces, una perfecta pastilla para dormir. Aun así, nada se compara con ellos: un legado que invita a brindar por el pasado mientras se espera, con fe, al futuro.
4/5 = Muy buena
Esta crítica forma parte de nuestra cobertura al 63rd New York Film Festival