‘Shiva Baby’ es la ópera prima de la directora y guionista canadiense Emma Seligman. Previamente, en 2018, se estrenó el cortometraje bajo el mismo nombre, siendo éste la tesis universitaria de la directora. Luego se adaptó a largometraje y se estreó en 2020.
En esta película seguimos la historia de Danielle, una estudiante universitaria que enfrenta una serie de incómodos encuentros en un shiva, reunión judía en momentos de luto. Aparte de su controladora familia, es sacudida por la aparición de una exnovia y la inesperada llegada de su sugar daddy secreto, acompañado de su esposa y su bebé.
‘Shiva Baby’. Dirección y guión: Emma Seligman. Diseño de Producción: Cheyenne Ford. Edición: Hanna Park. Dirección de Fotografía: Maria Rusche. Arte: Jack Dobens. Música: Ariel Marx. Sonido: Hunter Berk, Nick Caramela. Reparto: Rachel Sennott, Molly Gordon, Polly Draper, Danny Deferrari, Fred Melamed, Dianna Agron. Disponible en MUBI. Nuestra opinión: Buena.
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La historia de Danielle en esta película comienza en la casa de un hombre con el que está manteniendo relaciones sexuales y muy rápidamente nos enteramos que le pagan por ello. Acto seguido, Danielle llega a una casa en la que está ocurriendo un ‘shiva’, una tradición funeraria judía. En este lugar y este evento se va a desarrollar toda la película y en donde veremos a nuestra protagonista atravesar una seguidilla de momentos y encuentros incómodos. En el seno de una familia del siglo XXI, un reencuentro con una ex novia y con el amante que vimos en la primera escena desencadena todo tipo de escenas.
En este sentido, es interesante destacar que la película fue primero pensada como un cortometraje. Es un corto muy breve en el que, francamente, no hay desarrollo ni de una situación ni de un personaje y, viéndolo luego de ver el largometraje, se siente con sabor a poco. Pero sí podemos ver en el largo un elemento común utilizado en las lógicas de cortometrajes: la elección de una situación puntual y un espacio siendo desarrollado de manera exhaustiva. En este aspecto creo que ‘Shiva Baby’ hace lo mejor que puede. La película es verdaderamente incómoda y molesta, por momentos, de mirar. Por supuesto toca temas con lxs que muchxs nos sentimos identificadxs: padres tratándonos como niñxs, un reencuentro con un ex, etc.
La película tiene un tratamiento muy teatral debido al poco financiamiento pero acierta en las herramientas audiovisuales elegidas para transmitir esta tensión, incomodidad y asfixia constante: planos muy cerrados y con poca profundidad de campo predominantes en todo el largometraje y una música que se despoja totalmente de la armonía para concentrarse en aspectos más rítmicos y melódicos, apareciendo en momentos clave, aumentando su velocidad y volumen hasta el punto que el espectador ya no soporta la escena.
La película propone ese objetivo y lo logra. Queda por hacer el ejercicio de pensar qué nos generaría sin su contexto actual y feminista. ¿Sería igual de interesante? ¿Nos identificaríamos de la misma manera? ¿Generaríamos la misma empatía? Cuándo no contamos con los recursos necesarios para hacer el film que queremos, ¿vale la pena adaptar nuestra historia con el fin de poder contar algo similar? Tiene un mérito extra por ser una ópera prima con muy poco financiamiento de una estudiante recién graduada. Una película muy buena, no trascendental, que nos da un buen puntapié para esperar lo que viene de esta nueva directora.