Vuelven a arder los domingos de HBO gracias a la llegada de la segunda temporada de la serie precuela que tanto estábamos esperando. La dinastía Targaryen regresó anoche con el estreno del primer episodio de esta segunda entrega basada en el libro de George R.R Martin «Fuego y Sangre» que sigue los hechos ocurridos 200 años antes de los eventos de Juegos de Tronos. Es asi como a continuación vamos a analizar el episodio 1 de la temporada 2 de La casa del dragón.
Primero lo primero: como en toda entrega del mundo de Juego de Tronos, fue imposible no notar la nueva secuencia de apertura con tapices acompañada por el tema épico, que nos sumerge de inmediato en la imaginería de este universo, ahora dividido entre los colores de los verdes y los negros. Tampoco pasa desapercibido que Ryan Condal toma las riendas como único showrunner tras la salida de Miguel Sapochnik. Condal escribe este primer episodio, que es dirigido por Alan Taylor, uno de los grandes directores que han pisado este universo de HBO.
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Vientos de nostalgia soplan en los primeros minutos cuando un cuervo sobrevuela un lago montañoso y a la par escuchamos una voz con un acento inconfundible del Norte. De repente nos encontramos en Winterfell y qué bien se siente volver ahí. El narrador es Cregan Stark, el tatarabuelo de Ned que nos habla sobre el deber y el honor. Pronto registramos a Jacaerys, hijo mayor de la reina Rhaenyra quien ha sido enviado para asegurar apoyo para su reclamación real. En ese intercambio, Cregan le asegura que ‘el invierno se acerca’ (la nostalgia es real) y le asegura que solo podrá entregarle unos cuantos ancianos blancos porque necesitan defenderse de lo que hay más allá del Muro que es la misma muerte.
La muerte es lo que ruge constantemente en el mundo de Westeros. Si queda alguna duda, la primera temporada culmina con el ataque de Aemond a Lucerys Velaryon desde su dragón, un evento que nos dejó en suspenso durante dos años, aunque solo pasaron días en la historia. Desde aquella vez nos quedamos con la sensación de la guerra inminente. Un dragón contra un dragón. Aegon contra Rhaenyra. Verde contra Negro. ¿Será que la danza de los dragones finalmente empieza a tomar vuelo?
Si en este episodio estaban esperando el ataque de esas guerras sangrientas que tanto conocemos, solo les puedo decir que habrá que esperar. Esta vez en este episodio se erige la espina dorsal que tanto caracteriza al mundo de Juegos de Tronos: la confabulación y la maquinación por ganar aliados en ambos bandos. Así la historia se siente nuevamente en este capítulo como un tablero de ajedrez donde ambos consejos discuten cómo seguir, envueltos en una iluminación y fotografía que envuelve intimidad y confianza.
Pero lo que destaca en este episodio es la presencia de una magnética Rhaenyra, que en sus ojos emana tristeza y venganza por igual. La cámara la registra por primera vez en las Stormlands, con una fotografía punzante y un plano de su espalda que desborda intriga. Allí encuentra lo queda del dragón y la vestimenta de su hijo y rompe en llanto y nosotros con ella. Tanto esta escena conmovedora como la escena en la que se vuelve a reunir con su hijo mayor en Dragonstone donde ambos pierden la compostura y se abrazan en el duelo, nos demuestra que este episodio se toma el tiempo para que apuntemos temperamentos.
Descubrimos la compleja relación entre Otto y su hija, quienes parecen estar desencontrados. Además, Alicent parece estar muy enredada con Ser Criston Cole. Aegon se muestra como un inútil para ser rey, mientras que Aemond sigue sediento de venganza. Helaena, por su parte, advierte detalles importantes, como que su hijo no quiere ser rey y teme a las ratas. Sabemos que nada es casual en esta serie, y en este episodio, el símbolo de la rata es muy prominente, advirtiendo de la traición que se esconde en las sombras.
El episodio 1 de la temporada 2 de La casa del dragón es «‘A Son for a Son» (Un Hijo por Hijo) hace alusión a la venganza, similar a «Ojo por Ojo». Daemon Targaryen será esa rata en la oscuridad que se infiltra en King’s Landing con un plan que incendiará a los verdes. Y a nosotros nos deja con la sensación de que La casa del dragón está más de vuelta que nunca.