Se acaba un nuevo año y es el momento de hacer balances, especialmente nacionales. La redacción de Bendito Spoiler escogió las mejores películas argentinas del 2023.
El 2023 fue un año muy agitado para Argentina y el cine nacional no quedó afuera de eso. Incluso, fue motivo de muchas charlas en mesas familiares y medios de comunicación, aunque, a veces, se discutieron cosas que no son. Pero que no se estresen, la siguiente lista es la mejor manera de responder a quien ataca. Estas son, según nosotros, las 15 mejores películas argentina del 2023:
Ganadora al Gran Premio del Jurado en la Competencia Argentina del Bafici, Terminal Young de la inclasificable Lucía Seles, fue de lo más parecido a una realidad paralela para aquellos que la pudieron ver. La película forma parte de la ya denominada «Saga del Tenis», descubierta por el público el año pasado en el mismo festival con una trilogía que incluía a Smog en tu corazón, Saturdays Disorders y Weak Rangers. La historia esta vez sigue a una mujer que luego de sufrir un grave incidente con un violento tenista, empieza a salir con un tímido e inseguro músico de jazz de Ramos Mejía.
«Lucía Seles es mezclar las palabras Godard y Ramos Mejía en un google mental mientras como un pancho en la terminal de colectivos o de trenes de General Pacheco o de Boulogne Sur Mer», se puede leer en uno de nuestros textos dedicados a la película. La directora, con mucha creatividad y convicciones, ha logrado consagrarse (especialmente con Terminal Young) como la última gran relevación del cine argentino.
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Grandes y tradicionales autores no pueden faltar. Presentado en el Festival de San Sebastián y posteriormente en Mar del Plata, un nuevo ensayo de Andrés Di Tella ha triunfado. Para contar, hay que saber observar. En Mixtape La Pampa, el director sigue la huella del escritor y naturalista Guillermo Enrique Hudson en busca de muchas cosas, entre ellas, la magia que inspiró la prosa de Hudson. Parece que se encuentra escondida, pero está ahí, la propia historia del país.
Un casete de rock nacional, cartas, voz en off, personajes que entran y salen, archivos, registros, citas, el cine como espejo y la relación individual con el territorio. «Di Tella monta un compilado de piezas documentales que espabila al espectador para que abra los ojos e indague en los entresijos del presente. Esto abarca repensar nuestra relación con la naturaleza, con el campo, con la política, con la historia, y una variedad de otros temas», se puede leer en nuestra crítica.
Paula Hernández (Un amor, Los Sonámbulos, Las Siamesas) presentó este año en el Festival de Toronto El viento que arrasa, una película basada en la novela de Selva Almada con el mismo nombre. La directora, fiel a un cine de detalles, se adueña de la tensa atmosfera del campo que propone infinitas posibilidades. Leni (Almudena González) no tiene control sobre su vida. Sus días se limitan a acompañar a su padre, el reverendo Pearson (Alfredo Castro), a predicar. En un viaje de regreso a la iglesia, el auto que los lleva de pueblo en pueblo se descompone y los obliga a visitar el taller más cercano. Mientras el reverendo se obsesiona y se propone salvar el alma del hijo del mecánico, Leni advierte que es el momento de desafiar a su padre y al futuro que él tiene pensado para ella.
Entre una road movie, un coming of age y una película religiosa, Paula Hernández reconfirma con esta cinta su solidez y gran tacto para toca este tipo de narrativas. En nuestra crítica se puede leer que: «El viento que arrasa de Paula Hernández prueba lo que ya sabemos hace rato. La directora es experta en tratar «el elefante en la sala» que incomoda en las relaciones intrafamiliares. En este caso, ni siquiera hay sala. Leni es una nómade sin hogar, y su único lugar seguro es más el auto que la transporta en sus misiones evangélicas que su padre/jefe/salvador/mesías».
Llegó el turno de la película más taquillera del cine argentino este año con un poco más de 500 mil entradas vendidas. La extorsión, dirigida por Martino Zaidelis (Re Loca) con el protagónico de Guillermo Francella, fue un gran thriller con muchas sorpresas y situaciones puras del género. La historia sigue a Alejandro, un experimentado piloto aeronáutico que esconde un gran secreto: padece una condición médica que lo obligaría a retirarse. Sin embargo, los servicios de inteligencia lo descubren y lo extorsionan exigiéndole que transporte unas misteriosas valijas con un contenido particular. La cinta toma como excusa el mundo aeronáutico para mostrarnos un mundo en el cual desconfías de todo, y de todos.
«La Extorsión es enérgica, por momentos intensa y atrapante, la tensión es constante pero con momentos de humor sin desviarse de la historia. En todo momento crees que sabes lo que va a pasar pero te sorprende con giros inesperados que hacen de la cinta toda una aventura. La historia no sólo se centra en Alejandro, sino en las consecuencias de sus actos y la repercusión en sus seres queridos», se puede leer en uno de nuestros textos dedicado a la película.
El Castillo, la primera película en solitario de Martín Benchimol (codirigió La gente del río y El espanto), fue una de las cintas argentinas con más premios cosechados en festivales internacionales este año. Estrenada en la Berlinale y ganadora del Premio Horizontes Latinos en San Sebastián, este documental (un tanto ficcionado) sigue a Justina, la dueña de un castillo en Lobos, quien vive allí junto a su hija Alexia. Justina heredó este gigantesco lugar con más de 60 hectáreas de terreno, 12 habitaciones, 6 baños y muchos muebles y antigüedades de su antigua empleadora a la cual le prometió cuidarlo, mantenerlo y no venderlo a nadie.
Esta singular historia logra con mucho ingenio, y gracias a la naturalidad de Justina y Alexia, presentar un retrato sobre las dinámicas de clases sociales y como lo que debería ser un sueño, puede convertirse en una prisión. Pero, cabe destacar también el efectivo trabajo técnico detrás de la película. En nuestra crítica del documental concluye que: «El Castillo tiene su punto fuerte en la relación madre e hija, los conflictos típicos que puede haber en estos casos y la cercanía que transmite a toda aquella persona que la vea. Un hermoso documental, con un corazón enorme».
Lo que pasa constantemente, se hace costumbre. Por ende, si el cine argentino tuvo un buen año, quiere decir que alguna película de El Pampero Cine hubo. Clorindo Testa es, quizás, la película más extrema de Mariano Llinás (eso teniendo en cuenta las 14 horas de La Flor), pero también sincera y, en definitiva, autoconsciente, de un autor que se ha ganado un puesto clave dentro del cine argentino contemporáneo.
Clorindo Testa es otra propuesta audaz de El Pampero Cine que no deja de tener un caracter personal y único como todas sus demás películas. Una forma distinta de hacer cine que hoy, revistas como la prestigiosa Cahiers du Cinéma, deciden premiar.
Martín Rejtman filma poco, por eso, un estreno del director de Rapado, Silvia Prieto, Los Guantes Mágicos y Dos Disparos, hace que el año sea de entrada diferente. Su nueva película, La Práctica, sigue a Gustavo (Esteban Bigliardi) un instructor de yoga argentino que vive en Chile que se encuentra atravesando un momento complicado. Se está divorciando de su esposa con la que comparte la misma profesión, su cuerpo le manda constantemente señales de fatiga hasta que se lesiona la rodilla, entre otras cosas. Con este cúmulo de cosas, deberá buscar un nuevo lugar donde quedarse, conocer nuevas personas, superar la leve depresión que le diagnosticaron, soportar a su madre y hacer lo posible para retomar la práctica del yoga.
La Práctica cuenta con todos los elementos ya bien conocidos de las historias de Rejtman. Los personajes van de aquí para allá y sin mucha explicación o contexto se les presentan fascinantes situaciones. Sin embargo, esta vez el director agrega una capa más emocional. Además, con esta cinta, presenta la que es, hasta ahora, su película más graciosa. «Hace casí 30 años, Rejtman con Rapado (1992) señaló el camino que debía tomar el cine (por lo menos el argentino). Hoy, con tanto streaming y algoritmo, es cuando más que nunca hay que ver a donde señala el director», explica uno de nuestros textos dedicados al largometraje.
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Alemania es la sorpresa del cine nacional este año. La ópera prima de María Zanetti situada en los 90s está basada en sus propias vivencias. Lola (Maite Aguilar) es una adolescente que crece entre la bipolaridad de su hermana (Miranda de la Serna), la crisis económica de su familia, y esos tópicos que uno encuentra en los coming of age: los primeros amores, las amistades, los recitales, los piercings, el aprender a manejar y, sobre todo, la rebelión y la sensación de querer crecer y escapar. Algo que en Lola se manifiesta en su deseo y posibilidad de viajar cómo estudiante de intercambio a la Alemania del título, y que se antoja cómo un país de salvación, una tierra donde volver a encontrar la felicidad que no encuentra en Buenos Aires.
«La película de María Zanetti no es un film de esos que resultan cómodos de ver; sin que esto sea por una mala calidad. Más bien por el contrario, es por la honestidad que la directora le logra imprimir al relato. Por instantes, tan dura como irrespirable. El largometraje trata sobre la bipolaridad a temprana edad, sobre cómo una familia debe lidiar con ella y sobre cómo la luz de los vínculos convive con la oscuridad de la enfermedad. ¿Alcanza el amor, cuando la cabeza es un incendio? A veces parece que sí, a veces no», así comienza nuestra crítica dedicada a la película.
El Rapto, de Daniela Goggi, basada en el libro de Martín Sivak, El salto de papá, sigue a Julio Levy (Rodrigo de la Serna), un banquero que intenta por todos los medios rescatar a su hermano que fue secuestrado en la década de los 80s. Esta es una triste y dura película que sigue siendo un gran ejemplo de la capacidad de los cineastas del país para describir épocas. Por motivos que no tienen nada que ver con la calidad de la película, como una ventana de exhibición de pocos días antes de llegar al streaming y competir con otros estrenos como Los Delincuentes, no tuvo un buen pasar por las salas de cine, cuando deberíamos estar hablando de una de los largometrajes nacionales más vistos de este año. Se puede ver en Paramount+.
Es muy destacable el trabajo del actor principal: «De la Serna ha hecho una carrera memorable tanto en cine como en televisión. Sin embargo, nunca estuvo en un lugar tan incomodo y vulnerable. Tal madurez interpretativa supera la de otras «estrellas» argentinas como Darín o Francella, que suelen hacer personajes entre malhumorados, manipuladores o cancheros. Acá el actor se muestra totalmente derrotado y sabe transmitir los últimos instantes de alguien que quiere despedirse de la vida, sin temerle al ridículo. Sale airoso porque la película y su directora parecen no juzgar nunca sus decisiones, sino simplemente acompañarlo con una cámara atenta en su triste desenlace», confirma nuestra crítica publicaba sobre la película.
Siguiendo la linea de películas duras y dolorosas, Elena Sabe ocupa un puesto especial. La cinta de Anahí Berneri basada en la novela con el mismo nombre de Claudia Piñeiro, sigue a Elena (Mercedes Morán) quién padece un tipo de Parkinson que la inmoviliza casi por completo. Rita, su hija, tiene que poner todo de su ser y un poco más para cuidarla. Parece un círculo vicioso de esfuerzos sin final. Pero, una noche lluviosa, Rita (Erica Rivas) aparece muerta. Elena se convence de que hay un misterio a desovillar, e inicia una búsqueda que implica desempolvar lo acontecido hasta su muerte, con todo el dolor físico y emocional que ello le significa.
En nuestra crítica publicada sobre la película se puede leer: «Elena sabe gana al retratar a sus protagonistas con una crudeza humana cuya obligatoriedad parece obvia, pero que hace mucha falta en el cine actual. Muchos directores se jactan de crear personajes en los que el público puede verse reflejado, para luego presentarnos hombres y mujeres acartonados, con una o dos cualidades superficiales en su personalidad. Claudia Piñeiro y Anahí Berneri no solo demuestran entender la complejidad del ser humano. También retratan con suma meticulosidad el carácter laberíntico de la madre que deviene hija y viceversa».
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Arturo a los 30 tiene algo diferente. La segunda película de Martín Shanly (Juana a los 12) estrenado a comienzos de año en la Berlinale y ganador del premio al Mejor Director en la Competencia Argentina del Bafici, nos hace creer nuevamente en la posibilidad de mirar con otros ojos al cine argentino. Camino a una boda, Arturo se ve envuelto en un accidente del cual sale ileso pero cuyo suceso desata una serie de flashbacks que lo obligan a enfrentarse a duelos postergados, así como a aceptar los aspectos más oscuros de su personalidad.
Esta singular comedia sobre un hombre sin camino, paradojicamente, termina, quizás sin ponerselo como meta, mostrando un camino diferente al cine argentino basado en la sinceridad absoluta del mismo director. Algo parecido pasa en la misma historia. «La película juega con un humor sano y visto íntegramente desde la perspectiva y filosofía del protagonista. Según él (algo que no dice con palabras pero si con sus actitudes) la vida se trata de no pensar mucho las cosas y si dejar que fluyan. Sí, los conflictos existen y siempre existirán, pero en este redescubrimiento entiende que es necesario dejar que las cosas suceden. Arturo no busca nada pero termina encontrando todo», es la conclusión a la que llega nuestra crítica sobre este film.
Dolores Fonzi, una de las actrices más importante y estimadas del cine argentino, este año decidió saltar a la silla de la dirección y regalarnos la película nacional más querida y tierna de todo el 2023. Blondi sigue a una madre que tiene una relación muy libre con su hijo Mirko (Toto Rovito) al punto de parecer amigos de toda la vida, pero que no pierde ni por un segundo ese instinto maternal. Alocada, impredecible, siempre alegre e irreverente, pero también dulce, cariñosa y siempre presente en el momento, hace lo que sea por Mirko, que parece ser, a pesar de la buena relación que tienen, la contracara de la moneda: un chico que mira al futuro como lo más inmediato, que tiene un plan, y que no tiene nada de impredecible. Juntos van a emprender un viaje de autodescubrimiento (y redescubrimiento) que cambiará sus rumbos para siempre.
«Es importante saber cuándo se quiere decir algo, pero más importante aún es saber qué decir y cómo decirlo. Con una impecable trayectoria como actriz desde hace poco más de 20 años, Fonzi sabe a lo que juega, y sabe cómo jugarlo. Se nota la pasión y el disfrute a la hora de crear una historia que requería, sobre todo, mucho corazón. Una que nos habla de los vínculos, sin etiquetarlos, sin prejuicios, sintiéndose genuinos y palpables en cada fotograma.», dice nuestra crítica publicada sobre Blondi.
Puan puede que sea, para la conversación y los tintes de este año, la definitiva película argentina del 2023. Por coincidencia del destino, estrenó en un octubre marcado por las elecciones y el debate de la educación estatal como gasto, como si se hubiera filmado ayer mismo y volviendose así un film de visión obligatoria. La cinta profundiza en esa temática durante su trama, en una recta final que presagia un futuro nihilista y da al espectador una cachetada emocional, casi como ese desenlace de Nueve Reinas que, en el 2000, anticipaba el corralito y la crisis del 2001. Por algo Puan habrá ganado el Premio a Mejor Guión en el Festival de San Sebastián.
Sin embargo, antes de volverse mucho más social y dar su mejor golpe, Puan inicia como una comedia que recorre la rivalidad de dos profesores de filosofía en su búsqueda de quedarse como el puesto de jefe de cátedra de la universidad. Una comedia muy disfrutable con brillantes momentos que plantean debates sobre moralidad, filosofía y el rol de esa disciplina en un mundo en tensión. «El film de Alché y Naishat juega constantemente en la cornisa del absurdo. La hace suya y la explota para su beneficio. Prueba de ello es lo bien que le sienta a la historia el planteo de un show filosófico para animar el cumpleaños de una anciana deprimida», confirma parte de nuestro texto publicado sobre la película que, con el protagonista Marcelo Subiotto, tiene la mejor actuación del cine argentino del año.
Sí, esto está pasando. Es real. Como lo dijimos en el primer párrafo fue un año muy agitado para todos. Pasa en el país y también pasa en nuestra redacción. Hubo muchas discusiones, sillazos, balotaje, discursos, acuerdos bajo mesa e, incluso, se intentaron comprar votos. Y, no. No pudimos llegar a un acuerdo. Pero que bien (y que orgullo) no llegar a este tipo de acuerdos. El premio a la mejor película argentina del 2023 se lo llevan: Cuando Acecha la Maldad y Los Delincuentes, dos películas argentinas de las que se está hablando en todo el mundo.
¿Qué decir que ya no hayamos dicho sobre las películas? Rugna y todo su equipo hicieron historia del Festival de Sitges, convirtiendo a Cuando Acecha la Maldad en el primer film latinoamericano en ganar el Premio a Mejor Película. Además, críticos y expertos del género la consideran el mejor largometraje de terror del año. Por su parte, Los Delincuentes, de Moreno y su equipo, no solo deslumbraron en el Festival de Cannes, sino que llevaron a las Sierras de Córdoba a verse en las pantallas más importante de todo el mundo. No hay lista en el mundo del cine que no tenga a esta historia que podría definirse como un «heist» filosófico sobre la libertad entre los mejores largometrajes del año.
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Si pueden trazarse puntos en común, se puede decir que son películas fantásticas y fabulas audaces. Son también una reivindicación a los géneros y a una forma de hacer largometrajes que ya casi no se hace, que cree en el poder del cine para contar historias propias. Un cine pensado en el espectador y en la experiencia y para dejarse llevar por los paisajes y las actitudes de los personajes. Mientras que en Cuando Acecha La Maldad vemos a dos hermanos que luchan contra una infección demoniaca en paisajes pampeanos, en Los Delincuentes, dos empleados bancarios planean un robo a sus empleadores en la city porteña y luego huyen a las sierras cordobesas. Si comparamos algunos textuales de nuestras críticas se pueden ver estas semejanzas.
«A lo largo de sus 3 horas de duración, Rodrigo Moreno crea en Los Delincuentes una gran historia que va mutando y transformándose. Eso mantiene al espectador enganchado. Cuando crees que sabes por donde va a ir la cosa, da un vuelco de 180 grados. Navega por el drama, por la comedia (el cual hace muy bien), momentos reflexivos y hasta hablar sobre el mismo cine también. Moreno se da el gusto de hacerlo y el publicó lo agradecerá» (Los Delincuentes)
«Lo que hay que hacer con el terror, es entrelazarlo con los espacios que nos son intrínsecos y, al mismo tiempo, están poco explorados. En lugar de buscar sin sentido en los clichés, el camino es encontrar aquellas áreas fértiles para la novedad que suelen estar frente a nuestros ojos. Demián elige el campo como su lugar común, escenario bastante usado por el cine local y en varias ocasiones por el de terror, esencialmente por la libertad de acción» (Cuando Acecha la Maldad ).
Tanto Rugna como Moreno demuestran que las historias argentinas pueden ser universales sin dejar de ser nuestras. Siendo espejo de todo lo demás expuesto en esta lista, son el vivo ejemplo de verse a uno mismo en la pantalla. Nuestras costumbres y colores están presentes en todo momento y fascinan en todo el mundo.
En esta nota participaron los siguientes periodistas y críticos de cine: Leonardo Kram, Mariano Parnes, Clara Migliardo, Victor Albornoz, Euge Capisce, Julieta Robledo, Ana Clara Coradazzi, Lucas Reartes, Mery Linares, Jeronimo Casco, Martín Rodriguez, Leandro Cuellar, Andrea Baez, Julieta Ortiz, Magalí Redonte, Fidel Serrano y José Rey.