Poder pensar un poco, Vol. 5: ‘Los delincuentes’, de Rodrigo Moreno

Los delincuentes de Rodrigo Moreno

¿Puede ser que desde 2013 por decir una fecha determinada, se olvida todo mucho más rápido? Si esto es cierto, ¿puede ser que sea producto de la enorme oferta para los espectadores?

Los delincuentes dura 3 horas y 9 minutos. No se hace larga, ni parece estirada la narración. La historia fluye, con el ritmo de sueños, con elipsis y condensaciones, con su propia lógica.

¿La falta de diálogo de esta época tiene que ver con lo poco que nos dura lo que recordamos?

¿Es posible que la mayoría de los espectadores olviden casi por completo lo que vio?

Un día escuché a un poeta, preguntar algo que no se me había ocurrido antes: ¿Por qué un lector debería leer un poema de varias hojas?

¿Por qué consideramos que un espectador tendría ganas de ver una película de más de tres horas de duración?

Es una pregunta formulada que en tiempos donde se escucha un mensaje de audio en velocidad multiplicada porque no se tiene paciencia.

¿Lo importante en esta película es la historia de un robo a un banco?

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¿Puede ser que lo más relevante sean las historias de amor, tanto de Román como de Morán?

¿Puede ser que todo se trata de la amistad, la lealtad o el amor entre los dos protagonistas, Román y Morán?

Los nombres en anagrama (Román, Moran, Norma) y un actor que hace dos personajes (jefe de sucursal de banco y Garrincha en la cárcel) dan indicios.

No obstante, esa duda, la sensación en el aire que sentí al salir del cine fue que Rodrigo Moreno, estaría hablando de la libertad. Por eso el disco de Pappos blues, por eso las sierras de Córdoba, por eso la muzzarella chorreando en la pizzería «El imperio».

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¿El andar a caballo mirando el horizonte del final será por eso?

A Los delincuentes le interesa el espacio en blanco de la hoja, lo que no se puede contar. Quizás la libertad, es un estado mental o un estado de ánimo, o un poema de Zelarayan.

«La palabra misterio debe ser aplastada», dice el poema que enseña el profesor zen.

Nada ni nadie podrá descifrar que es la gran salina en la memoria del poeta probablemente.