Hombres. Amables, extraños, acosadores, padres, asesinos, amantes, cómplices, violadores, conquistadores. Hace varios años que la hombría tal como la conocemos está siendo revisada, cuestionada y juzgada al igual que las instituciones que supo construir a su imagen y semejanza. Y el cine, por supuesto, no fue la excepción. ‘Men’, última película de Alex Garland, tiene intenciones claras que se ven planteadas desde su enigmático poster. El título se estampa sobre el rostro sombreado de un hombre con sonrisa perturbadora. La lógica del cine de terror nos indica que ese es el rostro del villano, pero la película se llama Hombres, por lo que no es descabellado pensar que el problema nunca fue uno, sino todos.
‘Men’ (2022). Dirección y guion: Alex Garland. Elenco: Jessie Buckley, Rory Kinnear, Paapa Essiedu, Gayle Rankin. Fotografía: Rob Hardy. Edición: Jake Roberts. Música: Geoff Barrow, Ben Salisbury. Duración: 100 minutos. Nuestra opinión: Muy buena.
La caída del hombre. O un hombre que cae, que es como comienza la película. Harper Marlowe (Jessie Buckley) decide pasar unas vacaciones en una casa campestre luego de presenciar el suicidio de su esposo. Conduce su auto escuchando a Lesley Duncan : «Las palabras que tengo que decir pueden ser simples, pero son ciertas«.
La casa es hermosa y el paisaje también. Los tonos de verde lo inundan todo y Harper decide salir a caminar. Al igual que en Annihilation (2018) la naturaleza es tan bella como amenazante. Un inquietante telón de fondo en donde nuestra heroína transitará un duelo que bruscamente se verá interrumpido por los pocos hombres que habitan el pueblo. Aunque la interacción que cada uno tiene con ella parece aislada y particular, lentamente se convierte en una red agobiante. Un casero amable y torpe, un enajenado que deambula desnudo, un sacerdote que la responsabiliza por la muerte de su esposo , un policía que la ningunea, son algunos de los pueblerinos que comienzan a acecharla.
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Lesley canta: «el amor es por lo que venimos aquí«. Pero aquí no hay amor. Solo un reflejo de la violencia de su esposo. Un esposo que la golpea, que la amenaza con suicidarse si lo abandona y que finalmente lo hace. Todo se vuelve una pesadilla. Los celulares no funcionan, las luces se apagan, alguien la persigue. Un hombre la ataca, otro la ayuda, su esposo cae de un séptimo piso y cruzan miradas por última vez. ¿Son realmente hombres distintos? ¿O son todos parte de un mismo engendro primitivo y mitológico? Garland no da respuestas fáciles. Toma elementos del terror y la ciencia ficción para crear una obra claramente enmarcada en la etapa histórica que nos toca vivir, pero que se aleja de lo panfletario o del oportunismo político. «Las palabras que tengo que decir pueden ser simples, pero son ciertas»