La corta filmografía de Jonathan Glazer ha demostrado que se puede esperar todo de sus películas, menos una historia convencional. Sin embargo, a diferencia de sus anteriores trabajos (todos en realidad son muy diferentes), The Zone of Interest examina la indiferencia del mal. Los perfectos, alejados y frios planos solo demuestran la ausencia del bien. Mientras sus personajes van de aquí para allá, en el fuera de campo de esta historia transita el horror. Así como, en Funny Games de Michael Haneke se puede deslumbrar la fuerza que motivó al nazismo, esté trabajo de Glazer expone la consagración del mismo.
Ligeramente basada en la novela de Martin Amis con el mismo nombre, The Zone of Interest sigue los cotidianos días de la familia de Rudolf Höss (Christian Friedel), el comandante nazi a cargo del campo de concentración de Auschwitz. Cuando no está trabajando para realizar el exterminio judío de manera más efectiva, dedica su tiempo a bañarse en el rio con sus hijos o construir la casa de su sueño junto a su esposa (Sandra Hüller). Mientras, suenan gritos, disparos y el humo que ya bien conocemos, en la parte superior de la pantalla vemos cómo la señora Höss le enseña con mucho orgullo el jardín a su madre.
Durante la película pasaran diferentes situaciones y conversaciones que van a reafirmar, no solo el terrorífico contexto histórico, sino la banalidad del mal en estas personas. Pero al mismo tiempo, habrá momentos donde esta postura perfecta y pulcra sacaran su verdadero ser. Ya sea gritándole a la empleada doméstica o encontrando un hueso en el rio. Lo mismo sucede con el bebé y la abuela. Ninguno puede soportar lo que está pasando. Él llora constantemente y la abuela decide huir. Como si la inocencia y la experiencia fueran las etapas que logran entender que algo está mal.
|Te podría interesar: CRÍTICA DE ‘EL CONDE’, PINOCHET ESTÁ ENTRE NOSOTROS (NETFLIX)
En un momento al comandante Rudolf Höss le informan que será trasladado a Berlín. Ni a él ni a la señora Höss les gusta la idea. Trabajaron mucho por la vida y la casa que tanto deseaban y no era momento de sucumbir ante una orden tan fácilmente. La discusión es tan fría y el encuadre de Lukasz Zal es tan geométrico, que sirve una vez más para demostrar el verdadero ser de estas personas. Lo mismo en la conversación final, cuando de manera apática y desinteresada la señora Höss se entera que su marido regresará. Así, habrá muchos momentos que parecen contradicciones. El comandante no tiene corazón para muchas cosas, pero sí para su caballo. Quizás a Glazer no le interesen tanto las contradicciones específicamente, más bien quiere ver al humano detrás de la inhumanidad.
El final de The Zone of Interest es la consagración de la cinta. La misma historia es consciente de la carga negativa que viene llevando hace una hora y media. Allí, cuando el comandante recorre las escaleras de un edificio siente algo extraño. La película dice basta, decide escapar un momento y viaja al presente. Entramos de manera muy respetuosa a lo que actualmente es el museo de Auschwitz. Un momento muy poderoso. La cámara deja de ser testigo y toma acción.
Puede parecer poco por momentos la película de Glazer, pero es más que suficiente. La música de Mica Levi, las grandes actuaciones de Christian Friedel y Sandra Hüller (la actriz alemana que lleva un año perfecto con esta entrega y Anatomy of a Fall), y los crudos pasajes de la cinta, la convierten en la película más tenebrosa del año.
FICHA TÉCNICA
The Zone of Interest (2023). Dirección: Jonathan Glazer. Guion: Jonathan Glazer, basada en la novela de Martin Amis. Elenco: Christian Friedel, Sandra Hüller, Medusa Knopf, Daniel Holzberg, Sascha Maaz, Max Beck, Wolfgang Lampl, Ralph Herfort, Freya Kreutzkam. Fotografía: Lukasz Żal. Edición: Paul Watts. Música: Mica Levi. Duración: 106 minutos. Nuestra opinión: Muy buena.
Esta película forma parte de nuestra cobertura al Festival de Cine de Nueva York 61