Crítica de ‘Memoir of a Snail’, la original animación de Adam Elliot
Original pero cruel película de stop motion que narra la historia de dos hermanos que son separados y lidían con sus nuevas familias.
La propuesta visual es importante en una película. Si uno acepta de entrada que el mundo que nos muestra Memoir of a Snail es gris y marrón, con personajes que viven crueles experiencias, con condimentos sexuales y violentos, entonces, la cinta será una maravilla para el espectador, sobre todo por esa factura artesanal que ofrece el stop motion. Sin embargo, uno no puede dejar de pensar que puede haber de entretenido de ver una hora y media a todo un conjunto de personajes feos, ojerosos, con defectos congénitos y pelo grasoso como personajes centrales. No es agradable a la vista y es una decisión buscada.
Si el humor entonces va por la fealdad de todos los personajes, entonces, el largometraje de Adam Elliot proveniente de Australia coquetea con el cinismo. La salva de esto cierta emotividad del vínculo central pero uno no puede dejar de pensar que el director y guionista asocia la fealdad física con motivo de burla.
De argumento sencillo, en Memoir of a Snail seguimos la vida de Grace (Sarah Snook) y Gilbert (Kodi Smit McPhee), dos hermanos que son separados tras la muerte de su padre y son enviados con familias adoptivas. En el caso de la chica, que tiene labio leporino, sus padres adoptivos serán una pareja de swingers y en el caso del chico, integrará una familia que parece pertenecer a una secta cristiana. Alejados, se comunican por carta y veremos diversas dificultades que atraviesan en sus nuevos entornos.
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Son personas excluidas y solitarias y en el caso de Grace vemos que lleva una extraña obsesión con los caracoles y cualquier objeto que refiera a ellos. La niña pasará a ser joven y luego adolescente y finalmente encontrará una verdadera familia en su vínculo con una anciana que fuma habanos y toma alcohol, Pinky (Jackie Weaver).
Cada situación que atraviesa Grace y en menor medida Gilbert, la harán reflexionar sobre la necesidad de salir del mundo interior y abrazar el afuera. Es una reflexión bella, pero que se cruza con dientes ensangrentados, fetiches de mujeres gordas y demás situaciones sorprendentes para ver en una película animada. Ambos personajes atraviesan penurias: Gilbert es esclavizado por su nueva familia y Grace sufre una dura decepción amorosa.
Memory of a Snail no parece tener un público claro: su factura artesanal la acerca a los más chicos, pero su humor y ciertas situaciones son para adultos. Por otro lado, si bien hay un gran esfuerzo de los realizadores para el proyecto, que se ve en cada escenario y personajes, su aproximación y diálogos, a excepción de algunas escenas, se asemeja a la de un drama.
También está el tema de la fealdad. Grace es fea y se reconoce como fea y hasta el personaje más secundario parece una pasa de uva, es viejo, gordo o malvado. Allí es donde la película parece sostener una mirada de burla hacía los personajes, que quizás puede tener que ver con la cultura australiana.
La sensación es que quienes mejor pueden recibir una película de estas carácteristicas son los amantes del cine de animación, que ven más allá de estas contradicciones y se dejan llevar por las texturas del mundo animado. Por su originalidad y desfachatez sobre todo en lo sexual, al menos vale la pena verla.
Nuestra calificación
3.0 out of 5.0 starsFicha Técnica
- Memoir of a Snail (2024)
- Dirección: Adam Elliot
- Guión: Adam Elliot
- Elenco de voz: Sarah Snook, Kodi Smit-McPhee, Jacki Weaver, Eric Bana, entre otros
- Música: Elena Katz-Chernin
- Edición: Bill Murphy
- Fotográfia: Gerald Thompson
- Duración: 94 minutos
- Nuestra calificación: Buena