Para Juan Pablo Aldrey.
¿Qué hace que una película quede en la historia?
¿Qué sabor tiene la vida?
¿Que tiene que tener un film para quedar en la memoria popular?
¿Vale la pena ser recordado?
Ganadora de la palma de oro en el festival de mayor prestigio del mundo, con esta película A. Kiarostami, trajo a la Argentina la extraña moda cinéfila del cine iraní.
Una película que se mira al espejo podría decirse. Salvo que no hay espejo aquí, solo paisajes con pocos seres humanos en tránsito.
Una película acerca de un suicida que no tiene quien lo ayude, con base en una cámara sutil y señorial, que hoy por hoy nadie se animaría a detentar.
El único quizás Tsai Ming Liang (cuyo corto del año 2021 exhibido en Venecia, «The Night» son solo planos fijos maravillosos)
Las decisiones del protagonista son enigmáticas. Como diría Casas, esa falta de información opera de forma crucial en la psiquis del espectador.
Resulta increíble si miramos todo desde el prisma de 2022 lo que era ver cine en la BsAs de aquellos años 97 u 98.
¿Ahora ese espacio es el que tienen los superhéroes de Marvel?
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Volviendo a la película de Kiarostami, me pregunto quienes recuerdan a Mr Baadi recorriendo Teherán en su auto. Ese «andar» se llevará gran parte de la película. El auto recorre lugares y recorre colores.
Texturas.
¿Nos va preparando el director para cierto estado anímico?
¿La escena donde ve la luna es imborrable para todos o solo para mí?
¿Existe esa escena? No lo soñéeeeeeeeeeeeee,
ibas corriendo a la deriva, como en la letra del himno de Patricio Rey.
¿El film de Abbas Kiarostami es una reflexión sobre la trascendencia?
¿Envejeció mucho en 25 años?
¿Y nosotros?
El sabor de la cereza (1997). Dirección: Abbas Kiarostami.